así también bien puede sospecharse que la llamada "Antiespaña" podría no tener más realidad ni otra existencia alguna que la de subvenir a la necesidad, de todo punto inexcusable, de proveer un testaferro cualquiera que negar ysinelcualnohayactodeafirmaciónimaginable;testaferroinventado por la rabia misma que solicita objeto contra el que proyectarse para que pueda sentir su propia identidad de la manera antagónica y pugnaz que corresponde al español que lo quiere ser rabiosamente, o sea, ontológicamente.