puedan hacer los hombres una especie de fascinante y archilujosa ceremonia, que se complace en la gratuidad de multitud de aditamentos puramente ornamentales, no dictados por la necesidad. Hondamente escandalizados y heridos en sus sentimientos por esa irresponsable apariencia lúdica y festiva de la guerra, losmodernosseimponenasímismoslamásgrave,compungidayaustera de las actitudes, prohibiendose cualquier cosa que pueda mínimamente exceder de lo estrictamente indispensable y depurando a la guerra de la irracional pervivencia de componentes rituales, de toda hojarasca