formas de riqueza cada vez más aterradoramente redundantes e incapaces de auténtico socorro a la necesidad, se ensalza el trabajo en sí como una bendición, se despoja a los hombres de uno de los últimos y más capitales instrumentos de reserva y dedefensacontraesemundomismo,selesimponeunaclaudicaciónsin condiciones. Si esto anuncia un renacimiento espiritual contra el presente estado de las cosas de los hombres y no una vuelta de tuerca más en el mismo sentido que las aherroja y exaspera, ello ha de ser tan sólo para