más ruidosa la carcajada del viejo, que se palmea los muslos en su entusiasmo, para mayor irritación de la mujer. El niño contempla el aparato enmudecido, compone una expresión frustrada y golpea el metal con la manita. Por un momento parece a punto de llorar, peroluegoprefieretreparhastamontarseahorcajadas sobre la pulida máquina, golpeandola más para excitarla. El viejo acude al mango del aparato y pulsa el interruptor. El reanudado estrépito alarma un instante