tanque! El viejo se repliega de cuarto en cuarto, retirando además sus provisiones secretas del escondite bajo el diváncama, mientras le limpian su habitación. Para colmo, ella no deja las cosas como estaban, sino que las reordena a su gusto. Menos mal que habla poco; prefiereescucharaltransistorquellevaatodaspartes. «¡Y cuántas tonterías suelta ese aparato!», piensa el viejo mientras ve caer la nieve por la ventana de la alcobita con el niño dormido. «Por fortuna apenas