en compañía del alcohol nocturno, que eran las que mejor y más gravemente lograban ahogar mi soledad. No me resultaban fáciles las salidas al campo, no las resistía; se cerraron definitivamente con mi viaje a uno de los valles de los alrededores, encompañíadeKarl,paracontemplaraquellaDanza Macabra que me arrojó definitivamente de la ciudad. ¡Era todo tan distinto de cuando nos conocíamos, de cuando vivíamos! »Lo que sin duda recordarás, Francesca --debes