- Pero tú sí. DIONISIO.- Sí... Más tarde pensé que estaba, pese a todo, contra los que intentaban sojuzgar al pueblo. Y más tarde aún... me puse a oír música. ¿Quieres una poca?(ROSAentradespacio,conplatosquevacolocando en la mesa.) NÉSTOR.- Ahora no. DIONISIO.- Un niño cojo. Para toda la vida. Primero, las muletas. Después, una pata de palo.