unos al ensayo, faltan otros, y así no hay manera de adelantar. Si te prohíbo que faltes tú, ¿me obedecerás? CHARITO.- (Mohína.) Usted nunca nos prohíbe nada. ROSA.- (Seca.) Tampoco lo haré esta vez. Puedes marcharte. CHARITO.- (Intimidada.) Gracias. Y buenas tardes. NÉSTOR.- Buenas tardes, hija. (Cuando CHARITO da media vuelta, suena el timbre.)