. --No se equivocaba demasiado. --Lo que más me preocupaba era que del otro lado de las paredes no hubiera nada, ni siquiera el vacío. Sin pedir autorización, algunos turistas empezaron a fotografiar, desde el ómnibus, edificios, monumentos yaunalagentequeandabaporlacalle.Temí que se produjeran altercados con el guía. Nada ocurrió, pero mis nervios, que se habían calmado, afloraron de nuevo. Nos detuvimos en una avenida,