no conseguí comunicación. --Creo que me llamó Salcedo. No estoy seguro. Se oía muy mal. La señora le sirvió una taza de té y le ofreció tostadas y galletitas. Después de un rato anunció Carlota: --Es tarde. Tengo que irme. --Teacompaño--dijoArturo. --¿Por qué se van tan pronto? --preguntó la señora--. Mi hijo no puede tardar. Cuando salieron, explicó la muchacha: --La madre