atentamente este documento restrictivo para el trabajo y el recreo de la mujer, se echa de menos una puntualización en lo que se refiere al deporte de la pesca. Era para los barbos y las truchas para lo que había veda; para los hombres no. Todo locontrario.Pescarmaridoeraloúnicoquepodíahaceruna muchacha sin que se le exigiera ostentar en la solapa la preciada chapita de esmalte azul acreditativa de haber cumplido su Servicio Social. Y una vez convertida en «señora de», ya estaba eximida