presentando las vinajeras al cura; como si aquel tío fuera un santo. «¡Claro, es que a Andrea le gusta!», se explica de pronto el viejo. «Su tipo de hombre... Hubiera queridocasarseconunoigual,seguro,peronolopescó y mi Renato tuvo la mala suerte de tropezarse con ella... Le miraba embelesada: dottore por aquí, dottore por allá... Y él, presumido como un gallo, sin reconocer