gobernador de la provincia, y éste lo autorizó para que hiciera las diligencias preliminares mientras mandaban un juez instructor. El alcalde había sido antes oficial de tropa sin ninguna experiencia en asuntos de justicia, y era demasiado fatuo para preguntarle a alguienquelosupierapordóndeteníaqueempezar. Lo primero que lo inquietó fue la autopsia. Cristo Bedoya, que era estudiante de medicina, logró la dispensa por su amistad íntima con Santiago Nasar. El alcalde pensó que el