barullos. Pero como el marido no surge hasta que el novio se acaba... En fin, un lío. Prueba con ese pretendiente, buenecito él, transigente y pacífico él, que no es tu ideal pero puede ser tu tabla de salvación. Enlascomponendasparaseguirseaferrandoalideal,sinperder de vista las posibles tablas de salvación que aún se oteaban como disponibles a la chica de postguerra, desasosegada por los espinosos dilemas de la elección, se le podían consumir los mejores