Texto contextualizado: |
que coartaba cualquier iniciativa independiente y espontánea, ya fuera escribir una carta sin enseñársela a nadie, entrar a solas en un local público o incluso levantarse para obedecer a una necesidad fisiológica urgente sin preguntarle por lo bajo a la compañera de mesa: «Oye, ¿me acompañas al tocador?» Hasta dentro de la propia casa despertaba recelos el aislamiento de una chica, y ni siquiera invocando una razón tan noble como la de su afición a los libros, conseguía prestigiar su tendencia a la soledad. |
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