él», la cosa era mucho menos peligrosa; conviene mucho que se pongan viejos a tiempo. Lo malo es que los caballeros «duran más» físicamente, espectacularmente que nosotras, y por lo tanto conviene mucho tomar precauciones para restarles ventajas. Peronosiempreloqueconveníaeraloquegustaba,ytodas estas preferencias basadas en una prudente reflexión no solían coincidir con las preferencias viscerales de la interesada, que no le veía la gracia a aquella monserga de que los hombres se pusieran