después, quién sabe dónde y en qué forma, pertenecería a los dominios de la claridad y allí toda defensa le parecía posible; y aun la derrota misma, por indeseada que fuese, también le parecía distinta. Ibaadejarlaallí,tendida,trasocuparsedecubrir su cuerpo con una manta quizá, al igual que la caja volcada en la alfombra, las toallas sucias amontonadas en el suelo del cuarto de baño, la ventana de la sala abierta