, le sumergieron de nuevo en el mutismo, en sí mismo. No le atraía nada volver hacia atrás, recorrer el camino que normalmente hacía Marescu todos los veranos: salir por Sarajevo hasta Ragusa y, desde allí, tomar un barco para Corfú o Brindisi. Desde luego,regresaraItaliahubierasidolaúltimadecisión que él hubiera tomado. ¿Cómo volver a escarbar en una herida que todavía no estaba definitivamente cerrada? Todo el grupo de residentesfugitivos debía tomar sus