, Cristina Guzmán, profesora de idiomas, el axioma de que «la vida sonríe a quien le sonríe, no a quien le hace muecas». Se trataba de una especie de catecismo ético pero también estético. Una mujer que pretendiera hacerselainteresantemediantelalanguidezestabaobedeciendo a unos modelos de comportamiento equivocados, pasados de moda: ¿No ves que te estás perjudicando a ti misma con esa estúpida desgana que tú crees interesante y que te está estropeando el