en la muñeca. Pero el tema más candente de todos, en cuanto empezaban a apretar los calores de fines de junio, era el de la moralidad en las playas. No era entonces el veraneo costumbre tan extendida como enlaactualidad,perotalvezporesomismoseintuíanlosdesmanes de libertad que podrían llegar a colarse por aquella brecha peligrosa. Junto al mar, sobre todo, símbolo sempiterno de perturbació misterio y sensualidad, el cuerpo se ensanchaba y