. En el puesto fronterizo cambiamos de chófer y de guía. Quedamos estacionados, del otro lado de la línea divisoria, no menos de veinte minutos, al rayo del sol, frente a la aduana y al destacamento policial. Eraundíadeveranomuycaluroso.Unaseñoraprotestó en voz alta. Cuando un policía, que la encañonó con su ametralladora, le dijo que se callara, la mujer pareció al borde de un ataque de nervios. Procedieron los policías