arrumada, que el buque habría necesitado por lo menos dos horas para cargarla. Pero no se detuvo. Apareció en la vuelta del río, rezongando como un dragón, y entonces la banda de músicos empezó a tocar el himno del obispo, y los gallossepusieronacantarenloshuacalesyalborotaron a los otros gallos del pueblo. Por aquella época, los legendarios buques de rueda alimentados con leña estaban a punto de acabarse, y los pocos que