la concentrada pasividad, se había sentado en una mesa situada al lado de una de las ventanas y pasaba a limpio algunos apuntes y croquis recogidos en sus recientes correrías culturales. Aquel verano había estado estudiando la arquitectura bizantina. Paso casi todo el tiempoenRavennayVenecia.Luegodescendióhasta Sicilia donde había fotografiado los mosaicos de las catedrales de Cefalú y Monreale. Al fin, tomó el barco para Ragusa. Jano comprendía que aquél no era hombre que fuera a ceder