, las turbadoras inquietudes de su adolescencia, aquella sed de conocimiento, de astros y de infinito de su adolescencia que, a veces, volvían a devorarle de forma frenética. Terminó la música dejando en él una sensación de dulzura. A Jano le pareció que aquella melodía habíaduradosiglos.VioquePeterseadelantaba y que se dirigía hacia un extremo de la habitación. Luego, regresó con un pequeño cuadro en las manos, una de las obras más sugestivas y misteriosas que