el protagonista de aquella jornada. Cuando terminaron de comer continuó conversando, de forma casi obsesiva, con el guarda. Éste le dio puntual cuenta de nuevas historias desarrolladas en aquellos parajes. Habló, por ejemplo, de los terribles años de represión otomana, que en aquellaregiónhabíanduradohastalosprimeros años de este siglo, y recordó en concreto --las anécdotas eran su fuerte-- el llamado «tributo de sangre». Cada cinco años los turcos raptaban de sus