, y fue por allí por donde él salió a recibir al obispo, a pesar de que debía darle una vuelta completa a la casa para llegar al puerto. Nadie podía entender tantas coincidencias funestas. El juez instructor que vino de Riohacha debió sentirlassinatreverseaadmitirlas,puessuinterésde darles una explicación racional era evidente en el sumario. La puerta de la plaza estaba citada varias veces con un nombre de folletín :La puerta fatal. En realidad,