se dice el viejo, ya camino de su casa, tras haber rechazado ella la oferta de quedarse acompañandola. «Pero ¡ qué grande es esto de cuidar a alguien así! Las mujeres tienen suerte..., bueno, en eso. ¡Ahora comprendo a Dunka, curandomemiheridayatendiendomemientrasnopude caminar!... Dunka, ¡ tan diferente y tan como ésta!... ¿ Por qué no lo habré hecho más, esto de cuidar así?... Y ¿cómo iba a saberlo yo, si nadie me enseñó, si me