ese italiano de la radio! ¡Ni que yo hablara así, qué barbaridad!... Ya te digo, tontos... Cualquiera de mi pueblo les engaña. -¡Es que tú tienes mucha labia, trapacero! -ríeella,sentandoseenlacamaydejandosecolocar sobre los hombros una mañanita de punto. El viejo ríe, envanecido, mientras pasa a la cocina y vuelve trayendo un jarro con agua. Desata el ramo e intenta colocar las flores