. Se abre la puerta y alguien invade el territorio. Bajo la tela, el viejo identifica los desnudos pies de Andrea en sus chinelas. La mujer husmea inmóvil, como cierva intranquila. «Menos mal que ya no fumo... y que ésa no sabe oler.» Andreaavanzahastalacuna.Alversustalones el viejo se arriesga a mirar mejor. De espaldas, ella se inclina y arregla la ropa del niño con amorosos gestos, colocandole en una postura más cómoda.. Sí, los