de clienta ante las demás compradoras, Andrea prolonga su papel de víctima: -¡Qué me va usted a decir, si soy yo quien le aguanta! Con el niño estoy en vilo; nadie sabe lo que puede ocurrírsele a ese hombre. A veces hasta parece quenoandabiendelacabeza. -Pues él debería reprimirse, viviendo en su casa... ¿Cómo lo consiente su marido? -No podemos hacer nada... Se está muriendo. -