blancas con manchas diminutas y asentía en silencio. No podía dudar. Su tesoro iba a crecer desde ahora a razón de cuatro doblones por semana. La abuela sonreía débilmente mientras explicaba que no pueden ir al infierno quienes rezan tres avemaríascadanoche,antesdeacostarse.Miguelfingía escucharla, pero recordaba que, en una ocasión, había rezado con ella un padrenuestro para que crecieran ciertos geranios y que el abuelo le había dicho que todo eso eran supercherías.
TER:049.10
FINGIR - Aparentar algo con la intención de engañar