para encargarle una excelente merienda. «Basta, basta, ¿dónde vamos con todo eso ? », protesta ella risueña, pero disfrutando golosamente, sobre todo de una tarta a su gusto. El tiempo se les pasa volando, acogidos a esa isla de intimidad quehancreadoparaellosenmediodelbullicio. -¡Qué tarde es! -exclama Hortensia mirando su relojito--. ¿No te estarán esperando en tu casa? -Se creen que me divierto en un casino de cretinos.