ha llevado a los dos todo ese tiempo. -Hoy está usted enfadado, no me lo niegue -afirma la señora Maddalena, con incitadora sonrisa. El viejo lo reconoce, refunfuñando. Más bien está dolido; se siente traicionado un poco por el niño, aquienleatraemáselárboldeNoelqueelpesebre. -Es natural -intenta consolarle la tarentina-. Es demasiado pequeño para apreciar el portal. -¿ Pequeño? ¡ Si se lo expliqué y lo entiende