hasta la hora de dormir. Hasta la hora de dormir, pero aquí las noches no nos traen lo que esperábamos, tierra de nadie en la que por fin --o por un tiempo, no hay que pretender más de lo posible- estaríamos a cubierto detodoloqueempiezamásalládelas ventanas. Tampoco en nuestro caso la tontería es el punto fuerte; nunca hemos llegado a un destino sin prever el próximo o los próximos. A veces parecería que