dejo aquí en la cómoda, señora Matilde, usté misma lo pone antes de acostarse porque digan lo que digan huele feo, mejor cuando se esté preparando para acostarse. Cerró la puerta, el potrillo bajó liviano la escalera, un últimoresonardevajilla;lanocheempezóexactamente en ese segundo en que Matilde iba hasta la biblioteca para sacar la botella y traerla al lado del sillón. La luz de la lámpara baja llegaba apenas hasta la cama en