tanto reglamento idiota, ya medio dormidos en mitad de los irónicos inútiles comentarios. En pleno campo antes del bosque había bebido la leche de la cantimplora, jamás volver a encontrarse de mañana con la gente de la noche, también ella tenía su reglamento idiota, recorrer Francia mientrasduraraneldineroyeltiempo,sacarfotos, llenar su cuaderno de tapas naranja, diecinueve años ingleses con ya muchos cuadernos y millas pedaleando, la predilección por los grandes espacios, los