. También las había alegres y simpáticas o doloridas, tímidas, pesimistas, cariacontecidas. Las flores risueñas recibían siempre una frase amable y para las decaídas no faltaban palabras de consuelo dichas como al oído, casi sin despegar los labios. Los casos difíciles de flores enamoradas ynocorrespondidasmerecíaninclusolasuavecompañía de una canción. Algunas mañanas Miguel acercaba su silloncito al balcón y observaba con qué celo trataba la abuela a sus flores. Ella a veces se giraba hacia él