, que inexplicablemente se echó a reír y tuvo que disculparse diciendo que perdonaran, que acababa de recordar una cosa muy graciosa. Pronunciaron más nombres franceses, hablaron de cierto poeta maldito y el profesor no conseguía explicarse por qué los poemas del abuelo no eran tanconocidoscomomerecían.¿Porcuestioneseditoriales? ¿Porque esos poemas iban por delante de su tienpo? ¿Por qué? «Quizás por otro tipo de razones, razones más... personales», dijo finalmente el