dejó escapar esta nueva ocasión de explorar la Zona Deshabitada. Cuando Agus y la abuela se hubieron marchado, abrió la puerta que estaba al final del pasillo y permaneció unos segundos escuchando. No se oía nada. Se adentró en la habitaciónconunvagotemor,porquenohabíaolvidado aquel leve e inquietante sonido. En medio de aquella oscuridad absoluta el aire seguía siendo irrespirable. Miguel avanzó pisando cautelosamente. Palpó los objetos cercanos y se dijo que aquéllos no eran los