de Tintín, sino las dos novelas que le parecieron más serias de toda su biblioteca: Oliver Twist y La isla del tesoro. También aquel sábado fue León Alberto el primero en llegar y también el abuelo le saludó brevemente porque tenía asuntos urgentes que resolver. LeónAlbertonohabíaolvidadosuconversación con Miguel y le había traído un ejemplar de su libro. «Abrelo por la primera página», dijo con su sonrisa incompleta. El niño obedeció y encontró una desconcertante