, vestidos con capas negras como la del abuelo. Pronto llegó el primero de ellos, y era bajito, regordete y feo y le faltaban dos botones a su chaqueta. El abuelo le estrechó la mano y volvió a su habitación a resolver cierto asunto urgente, pero aseguró queregresaríaenseguida.Elcontertulioseacercó a Miguel, dijo llamarse León Alberto y sonrió. Era más joven de lo que había pensado al principio y su chaqueta no carecía de dos sino de tres botones.