tentado la primera vez. Sus dedos se toparon con varios jarrones y con un reloj de pared. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando su mano tocó el cuerpo de un animal cubierto de plumas. «El águila disecada», se dijo con alivio. Yasedisponíaaregresarasudormitoriocuando escuchó a su espalda ese mismo sonido leve, otra vez ese sonido leve de aleteos o de frotar de telas. Miguel tuvo miedo, en esta ocasión lo había