abuelo no debía enterarse, sería mejor. ¿Conforme? Aquella misma mañana tomó Miguel del salón un viejo cofrecillo inútil y guardó en él los dos doblones. Mientras buscaba por su habitación un sitio donde esconderlo, gritaba a pleno pulmón ¡doblones deaocho!orecitabalaletradeaquella terrible canción cuya música desconocía: Quince hombres van en el cofre del muerto. ¡Yo-hoho! ¡Y una botella de ron! De dónde había sacado aquellos doblones