nada, por el tono, comprendió que su hija se había sobrepuesto a la pena. Vivía, ahora, con una tía, Evangelina Bellocq, en Burdeos y acababa de obtener las más altas clasificaciones en exámenes de primer año de arquitectura. ElpobreHerreraestabatanmalquereaccionócon despecho ante esas informaciones de triunfos universitarios. Postergó la respuesta, porque no tenía ánimo para ponerse a escribir, y el viaje a Francia, porque no quería presentarse ante