motor, las ruedas giraron velozmente. El coche quedó donde estaba. --Así lo empantana más --previno el hombre. Bajó, recogió ramas, las puso debajo de las ruedas de atrás y dijo: --Cuando le avise, arranque. Yo empujo. Denuevolasruedasgiraronsinqueelcochese moviera. El hombre se asomó. La cara, salpicada de barro, parecía más pálida y casi patética. Dijo: --Voy a juntar más ramas.