a veces colérico pero nunca ciego ni violento; no estaba atrapado sino incluido en ella; siempre lo supo y esto le daba ánimos y fuerza, le procuraba una satisfacción más profunda que cualquier virtualidad de la existencia, propicia o adversa. «Oh, es ciertamente desagradable pero necesito empezarporlosmomentosanterioresaaquelen que usted... sufrió el ataque de vértigo. ¿Podemos llamarlo así? Siempre los detalles, es verdad. Pero veamos: Su relación es meramente amistosa.