Pasamos de la glorificación del viejo solitario a la exaltación de la tribu juvenil. A pesar de que los desórdenes universitarios estremecieron a Occidente, ni la Unión Soviética ni los partidos comunistas los utilizaron o lograron canalizarlos. Al contrario: los denunciaron como movimientos pequeño-burgueses, anárquicos,decadentesymanejadospor agentes provocadores de la derecha. Es comprensible la hostilidad de la jerarquía soviética: la rebelión juvenil, tanto como una explosión contra la sociedad de consumo capitalista, fue un movimiento