camino. Pronto desapareció. Mi intención fue bajar y de un modo u otro recuperarla, pero vacilé. El tren se puso en marcha. Me sentí culpable, me pregunté qué le diría a Abreu y cómo sería su reacción. Se mostró más triste que sorprendido. Repetidamente murmuraba: --¿Qué voy a hacer sin ella? Los seres humanos somos inescrutables, o por lo menos Abreu resultó inescrutable para mí. Parecía ansioso, es verdad, pero demasiado dispuesto