agradeció, aunque no dijo nada. «La abuela ha muerto», se repetía a sí mismo; pero no tenía ganas de llorar. Desde el estómago hasta la garganta le subió un vacío doloroso. Cogió una manzana abandonada en la bandeja de la cena ylaempezóamorderconansia.Ledolíanlosdientes al hincarlos en la carne ácida. CAPITULO SEXTO I Nueva York, julio 1959 Querido David: Estás celoso. Te he dicho que me voy a
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MORDER.1 - Clavar [algo] entre los dientes apretándo[los] con más o menos intensidad