la Prefectura y. Mira, cabrón, tú ya me estás tocando los cojones: o haces lo que te digo o de la hostia que te arreo no te reconoce ni tu madre. De pie, descalzo, con los pantalones colgando, tratarás de explicar todavía que no has cometidodelitoalguno:queestásallíparaentrevistarte con el comisario. Pero nadie te escucha, y los policías y paisanos que cruzan continuamente la habitación te miran de hito en hito y dan muestras de